viernes, 23 de noviembre de 2012

La Rueda (Segunda Vuelta)



Esperar que fluyan las palabras después de tres años de alejarme del papel es algo que, aunque le doy vueltas al asunto me cuesta un poco entender.
Sigo teniendo las virtudes y manías del ayer, sólo que verás los cambios que ha producido la soledad.
La lejanía del mundo de las letras, tal vez, fue un tiempo de proceso de madurez interior, tal vez fue la perdida de mi musa o, simplemente un vacío enorme que ni las letras podrían llenar.
Creo que el reencontrarme con ellas, es un indicio que mi alma comienza a ser la que alguna vez fue; ENCONTRÉ LA PAZ. (aclaro que sin querer, ni mirar, se apretó sólo el botón de mayúscula… una linda casualidad… aunque sigo sin creer que ellas existan)
En estos tres años viví, intensamente viví… me enamoré, me desenamoré, perdoné, lloré, reír  sufrí, crecí, achique, fui y volví, sin embargo aunque muchas sean las vueltas del camino heme aquí, sentada nuevamente ante el (ya no tanto) blanco papel.
Creí realmente que iba a ser una persona exitosa, ¡pobre de mí! Creía que el éxito venía de la mano de las luces, el dinero y el amor de un hombre.
Realmente soy feliz, comprendí que éxito está donde uno no lo busque… donde siempre estuvo… ahí esperando por mí.
Cuando acepte que en esta vida el momento es hoy, el lugar es aquí y lo que importa son las personas que amas fui libre; me siento exitosa, conseguí vivir, amar, perdonar, perdonarme. Comprendí que el sabor de la victoria es el más sabroso de todos, si y solo si, has luchado con todas las fuerzas del corazón, has tenido un objetivo noble y has confiado plena y seguramente en él.
Ya se que sueno cursi, que jamás fue mi estilo y que hasta podrían uds mis lectores, tildarme de arengandería… a Uds les contesto; me importa un bledo. Yo luché, amé, sufrí y reí. Confié en lo que me dijo mi corazón, lo escuché mas allá de mi mente y de lo que me decía el “grupo social”. A mamarla; luché y gané. Hoy soy exitosa-mente feliz, mañana no lo sé; poco me importa que va a pasar mañana, descubrí que la fuerza de voluntad, que el coraje y el amor por lo que haces abre cualquier puerta, cualquier mente, cualquier corazón.
Ya sé que es incoherente, sé que leerán esto y pensaran “pobre Ursula enloqueció totalmente, desvaría tanto en su pensamiento que el híbrido del texto es ilegible”…
Pues bien, repito, me importa un pepino… me siento bien, soy feliz, escribir me hace feliz, he vuelto
Y QUE EMPIECE A GIRAR!!!
    

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