Esperar que fluyan las palabras después de tres años de
alejarme del papel es algo que, aunque le doy vueltas al asunto me cuesta un
poco entender.
Sigo teniendo las virtudes y manías del ayer, sólo que verás
los cambios que ha producido la soledad.
La lejanía del mundo de las letras, tal vez, fue un tiempo
de proceso de madurez interior, tal vez fue la perdida de mi musa o, simplemente
un vacío enorme que ni las letras podrían llenar.
Creo que el reencontrarme con ellas, es un indicio que mi
alma comienza a ser la que alguna vez fue; ENCONTRÉ LA PAZ. (aclaro que sin querer,
ni mirar, se apretó sólo el botón de mayúscula… una linda casualidad… aunque
sigo sin creer que ellas existan)
En estos tres años viví, intensamente viví… me enamoré, me
desenamoré, perdoné, lloré, reír sufrí, crecí, achique, fui y volví, sin
embargo aunque muchas sean las vueltas del camino heme aquí, sentada nuevamente
ante el (ya no tanto) blanco papel.
Creí realmente que iba a ser una persona exitosa, ¡pobre de
mí! Creía que el éxito venía de la mano de las luces, el dinero y el amor de un
hombre.
Realmente soy feliz, comprendí que éxito está donde uno no
lo busque… donde siempre estuvo… ahí esperando por mí.
Cuando acepte que en esta vida el momento es hoy, el lugar
es aquí y lo que importa son las personas que amas fui libre; me siento
exitosa, conseguí vivir, amar, perdonar, perdonarme. Comprendí que el sabor de
la victoria es el más sabroso de todos, si y solo si, has luchado con todas las
fuerzas del corazón, has tenido un objetivo noble y has confiado plena y
seguramente en él.
Ya se que sueno cursi, que jamás fue mi estilo y que hasta
podrían uds mis lectores, tildarme de arengandería… a Uds les contesto; me
importa un bledo. Yo luché, amé, sufrí y reí. Confié en lo que me dijo mi corazón,
lo escuché mas allá de mi mente y de lo que me decía el “grupo social”. A
mamarla; luché y gané. Hoy soy exitosa-mente feliz, mañana no lo sé; poco me
importa que va a pasar mañana, descubrí que la fuerza de voluntad, que el
coraje y el amor por lo que haces abre cualquier puerta, cualquier mente,
cualquier corazón.
Ya sé que es incoherente, sé que leerán esto y pensaran “pobre
Ursula enloqueció totalmente, desvaría tanto en su pensamiento que el híbrido
del texto es ilegible”…
Pues bien, repito, me importa un pepino… me siento bien, soy
feliz, escribir me hace feliz, he vuelto
Y QUE EMPIECE A GIRAR!!!